Inaugurado en 1917, el edificio se inserta en las tendencias renovadoras que suceden a la decadencia del modernismo. En este caso, se trataría de un neomanierismo de inspiración francesa.
Objeto de sucesivas reformas, el edificio estructuralmente se encontraba en buen estado, pero en estado ruinoso desde el punto de vista de la estanquidad y la funcionalidad.
Lo que se ha pretendido con la rehabilitación es la recuperación de la imagen y los elementos primitivos del edificio, recuperando igualmente su uso original como edificio de oficinas, destinando las plantas primera, segunda, tercera, cuarta, quinta y ático a uso administrativo de modo independiente, tanto en uso como en propiedad.
Se ha rehabilitado igualmente el portal de acceso y una pequeña parte del sótano como zona de trasteros e instalaciones. El resto del sótano, la planta baja y la principal han sido objeto de un proyecto de acondicionamiento independiente para implantar la oficina principal en Zaragoza, así como la Dirección Regional de Caja Navarra.
Estado
Año de finalización
Cliente
Área
Presupuesto