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WoodIN – El árbol: especies y anatomía

El árbol

Por Marta Traín

Para seguir entendiendo la madera, bajemos un poco de escala y, desde el bosque, acerquémonos a su ecosistema, a su vegetación. En concreto, miremos más de cerca a su protagonista: el árbol.  

Coníferas y frondosas

Existen alrededor de 16.000 especies de árboles, y cada especie tiene una madera de características diferentes. Estas especies se dividen en dos grandes grupos: las coníferas y las frondosas. Para entender de un primer golpe de vista sus diferencias, nos podemos fijar en el inglés: las coníferas son llamadas Softwood (madera blanda) y las frondosas, Hardwood (madera dura). 

Las coníferas corresponden a los árboles más primitivos. Se caracterizan por la forma cónica de su copa y por sus hojas en forma de aguja o escama. Son de hoja perenne y sus semillas crecen en el interior de conos, lo que da origen a su nombre. Algunos ejemplos son el pino, el cedro y el abeto.

Las frondosas, por otro lado, son árboles que florecen y están más avanzados en su desarrollo que las coníferas. Sus hojas suelen ser más anchas para captar más luz y, a veces, son de hoja caduca. Esto provoca que su sistema interior de transporte de agua sea más eficiente y complicado que el de las coníferas. Con una estructura anatómica muy diferente, sus semillas suelen estar escondidas y se desarrollan en el interior. Algunos ejemplos son el roble, el haya, el olmo y la encina.

Si volvemos a bajar la escala y desde el árbol nos acercamos al material y a la madera, vemos cómo las diferencias anatómicas entre coníferas y frondosas suponen, además, diferencias en las resistencias mecánicas y, en general, en el comportamiento estructural de la madera obtenida de esas especies. Esto afecta a su uso, y es especialmente importante cuando queremos utilizar la madera para estructuras en edificación. Por este motivo, las normas estructurales diferencian estos dos grandes grupos en sus clasificaciones. Existen 12 clases resistentes de coníferas, que van desde la C14 a la C50; y 14 clases resistentes de frondosas, desde la D18 a la D80, aunque las clases disponibles para ser suministradas llegan solo hasta la D70. El número tras la letra que las identifica representa su resistencia a flexión en N/mm2. Podemos ver cómo una frondosa D70 tendría una resistencia a flexión de 70 N/mm2, una resistencia extraordinaria, muy por encima de la del hormigón que utilizamos habitualmente. Sin embargo, la mayor resistencia de la especie no es el único factor a tener en cuenta. También son importantes la versatilidad y la abundancia.

En España, la especie más versátil por excelencia es el pino (conífera), que, además, tiene una gran representación en los montes españoles. La madera de pino es utilizada en prácticamente todos los productos de madera, desde madera estructural hasta embalajes, suelos o carpintería. En concreto, para madera estructural esta es la especie más utilizada en España, utilizándose sobre todo desde la clase C16 a la C30. Otra especie también muy utilizada para madera estructural es el abeto. Fijémonos en que ambas son ‘Softwood’ y no tienen resistencias tan altas como las frondosas, pero son las más abundantes y versátiles.

Volviendo al árbol, hablemos de su crecimiento. ¿Cómo crece el árbol?

El árbol va creciendo, además de hacia arriba, hacia fuera. Su tronco se va haciendo cada vez más grueso. La edad de un árbol se mide contando los anillos que forman su tronco, y cada anillo representa un año de crecimiento. Estos anillos los vemos cuando seccionamos el árbol. Y al seccionarlo, no solo veremos estos anillos, sino que veremos las partes de las que se compone el tronco, cuyas características nos explican el funcionamiento interno del árbol.

La zona más interna del tronco se llama duramen, donde se encuentra la madera más antigua, más dura y más protegida contra ataques biológicos. En una capa algo más exterior, rodeando al duramen, se encuentra la albura, la madera más joven, con más savia impregnada. Esta madera es menos dura y menos resistente a ataques biológicos. Esta diferencia es muy importante, porque siendo el mismo tronco, ambas zonas tienen resistencias y comportamientos diferentes. En algunos casos, la albura incluso se desecha para aprovechar solo la parte más resistente. Por otro lado, bordeando la albura nos encontramos el Cambium y el Líber. En esta zona se encuentran las células que van formando nuevas células, que a su vez dan origen a los anillos de crecimiento. Además, es por aquí por donde circula principalmente la savia del árbol. Por último, nos encontramos con la corteza, que cubre y protege el interior del árbol.

Como curiosidad, se sigue estudiando cómo sube la savia por el árbol de forma natural con diversas teorías. Actualmente, cualquier bomba de succión de agua no es capaz de subir más de 10 metros a una presión atmosférica normal, mientras que el árbol de la secuoya puede subir el agua a 100 metros de altura. Teniendo en cuenta todo esto, podemos afirmar que la madera es de todo menos uniforme. Es un material creado por la naturaleza, un material vivo, desigual, que interactúa con el medio, a diferencia de otros como el acero o el hormigón. Por esto es muy importante conocer sus propiedades y entender el material para utilizarlo correctamente. Por ejemplo, la madera intercambia humedad con su entorno (se expande y contrae), lo que regula la propia humedad ambiente. A esto se le llama higroscopicidad, y generalmente se ve esta variabilidad como un problema en la construcción, puesto que dificulta el mantenimiento. Sin embargo, es algo que de hecho es beneficioso para nuestra salud, puesto que una incorrecta humedad relativa en un ambiente interior puede ser muy dañina, y la madera nos ayuda a regularla.